Si eres dueño de un perro, sabrás que tu compañero canino a veces huele poco. Ya sea por revolcarse en la tierra o por tener que acicalarse con regularidad, los perros a veces huelen mal. Sin embargo, un baño debería rectificar la situación. Inmediatamente después del baño, su perro puede tener ese característico "olor a perro mojado", pero este olor debería desaparecer una vez seco.
Si su perro huele mal incluso después de bañarlo y secarlo, esto podría indicar una afección médica subyacente que debe tratarse. Los problemas médicos comunes, como la enfermedad periodontal, las infecciones cutáneas, la otitis externa, la enfermedad de las glándulas anales y la flatulencia, pueden hacer que un perro desarrolle un olor desagradable. Este artículo repasará estos problemas que podrían estar afectando a su perro.
Las 5 posibles razones por las que mi perro huele tan mal incluso después del baño:
1. Enfermedad periodontal
Si su perro sigue oliendo mal después del baño, es posible que padezca una enfermedad periodontal. A menudo, el primer signo de enfermedad periodontal es la "halitosis" o mal aliento. A medida que la enfermedad progresa, los perros afectados pueden mostrar signos de dolor oral, como reticencia a comer, lamerse los labios, masticar de forma anormal, babear o dejar caer la comida de la boca. Algunos perros también se vuelven gruñones y sufren un cambio de personalidad debido al dolor.
La enfermedad periodontal está causada por la acumulación de placa en la superficie de los dientes del perro. La placa es una película pegajosa de bacterias que con el tiempo se endurece y se convierte en sarro. Si la placa no se elimina, provoca inflamación e infección de los tejidos que rodean y soportan los dientes. La enfermedad periodontal comienza con la gingivitis o inflamación de las encías. Si la enfermedad periodontal no se trata en esta fase, la infección puede extenderse más profundamente en el alveolo dental, destruyendo el hueso.
Según un estudio de la Sociedad Americana de Odontología Veterinaria, 80% de los perros presentan algún grado de enfermedad periodontal a los tres años de edad, lo que convierte a la enfermedad periodontal en la enfermedad más prevalente que afecta a nuestros compañeros caninos.
La enfermedad periodontal es más común en perros de razas pequeñas. Las razas braquicefálicas también son más propensas a las enfermedades dentales debido a la rotación y apiñamiento de sus dientes.
Esta enfermedad disminuye la calidad de vida del perro, causándole dolor oral, infección e inflamación. También puede provocar otros problemas de salud al causar cambios inflamatorios o degenerativos en los riñones, el hígado y el corazón.
Si notas que la boca de tu perro desprende un olor desagradable, debes llevarlo al veterinario. En circunstancias normales, el veterinario debe revisar los dientes y encías de su perro al menos una vez al año.
Si a su perro se le diagnostica enfermedad periodontal, su veterinario deberá anestesiar a su mascota para realizarle un examen oral completo, que incluirá radiografías intraorales, para evaluar la salud de la mandíbula y las raíces de los dientes situados por debajo de la línea de las encías. Sólo entonces podrá elaborarse un plan de tratamiento definitivo.
El tratamiento de la enfermedad periodontal consiste en raspar los dientes para eliminar la placa y el sarro, así como en pulirlos. También pueden ser necesarias extracciones, dependiendo de la gravedad de la enfermedad. Su perro también puede necesitar antibióticos y analgésicos después del procedimiento.
La atención domiciliaria es crucial para prevenir la enfermedad periodontal. El cepillado regular de los dientes de su perro es la forma más eficaz de mantenerlos limpios. Muchos productos afirman mejorar la salud dental, pero no todos son eficaces. Su veterinario es la persona más indicada para aconsejarle sobre productos dentales, tratamientos y dietas específicos para su perro.
2. Otitis externa
La infección del conducto auditivo externo de los perros se denomina otitis externa. Si su perro desarrolla otitis externa, probablemente notará un olor desagradable que sale de sus oídos. El lavado no ayudará a eliminar el olor desagradable. Otros signos de otitis externa son sacudir la cabeza y rascarse la oreja con la pata debido al dolor y las molestias. El interior del oído afectado también aparecerá enrojecido e hinchado y es posible que vea una secreción marrón oscura o amarilla procedente del interior del conducto auditivo. En los casos crónicos, el conducto auditivo puede engrosarse.
Si nota alguno de estos síntomas, es importante que lleve a su perro al veterinario. Su veterinario comenzará por examinar los conductos auditivos de su perro con un otoscopio para determinar si el tímpano está intacto y si hay algún material extraño en el canal auditivo. A continuación, el veterinario tomará una muestra de la secreción y la examinará al microscopio en busca de hongos, bacterias o ácaros. Su veterinario puede necesitar enviar una muestra de la secreción al laboratorio para cultivo y sensibilidad. Esto ayuda a determinar el organismo exacto que causa la infección y a determinar la medicación correcta para el tratamiento.
Los resultados del examen ayudarán a determinar el tratamiento. El tratamiento consiste en limpiar y enjuagar el conducto auditivo afectado y administrar la medicación oral o inyectable adecuada. Durante la consulta, su veterinario también identificará cualquier enfermedad o factor subyacente que pueda haber provocado que su perro desarrolle una otitis externa. Los perros con orejas caídas, pelo en los conductos auditivos y los perros a los que les gusta nadar corren el riesgo de desarrollar otitis externa.
Las alergias alimentarias y ambientales y los trastornos endocrinos, como el hipotiroidismo, también pueden causar infecciones de oído crónicas o recurrentes. Si su veterinario sospecha que su perro padece también otra enfermedad, habrá que diagnosticar y tratar la afección. Para ello, su veterinario puede recomendarle análisis de sangre y otras pruebas. Si no se trata la enfermedad subyacente, es probable que su perro sufra brotes recurrentes de otitis externa.
3. Enfermedad del saco anal
Si su perro sigue oliendo mal después del baño, la enfermedad del saco anal puede ser la culpable. Los perros tienen dos sacos anales a cada lado del ano. Las glándulas que recubren estos sacos producen un líquido maloliente que los perros utilizan para marcar su territorio.
Estos sacos deberían vaciarse de forma natural cuando el perro defeca, pero a veces el líquido no sale y los sacos se inflaman. El líquido se espesa y las bolsas se hinchan. Si esto ocurre, es probable que te fijes en tu cachorro. "deambular" o arrastrar los cuartos traseros por el suelo o morderse el ano. Los perros con glándulas anales inflamadas suelen tener mal olor. El tratamiento de las glándulas anales inflamadas consiste en vaciar las bolsas. Lo mejor es dejar que lo haga el veterinario.
En algunos casos, las glándulas anales inflamadas pueden infectarse, formando un absceso del saco anal. El absceso aparecerá como un bulto hinchado y doloroso en uno o ambos lados del ano. Si el absceso se rompe, notará una secreción que contiene sangre y pus. Un absceso de glándula anal es extremadamente doloroso y requiere antibióticos y otros medicamentos para controlar el dolor. En algunos casos, será necesario limpiar el absceso bajo sedación o anestesia general.
4. Infecciones cutáneas
Las infecciones cutáneas suelen ser malolientes, con un olor desagradable que persiste después del baño. Las infecciones cutáneas pueden ser de origen fúngico o bacteriano.
La dermatitis por Malassezia está causada por un hongo llamado Malassezia pachydermatis. Los perros afectados presentan picores intensos y un olor desagradable a humedad. En los casos graves, la piel aparece engrosada y pigmentada.
Malassezia se encuentra normalmente en la piel, pero si las condiciones de la piel cambian o si el sistema inmunitario está debilitado, puede producirse un crecimiento excesivo del hongo y aparecer una infección. Las alergias y los trastornos endocrinos pueden afectar a la piel y provocar una infección por Malassezia. El clima húmedo y la presencia de pliegues cutáneos también predisponen al perro al desarrollo de dermatitis por Malassezia.
Para diagnosticar esta infección, su veterinario tomará muestras de las zonas afectadas de la piel y las examinará al microscopio. El tratamiento incluye champús medicinales, cremas tópicas y medicamentos orales en los casos graves. El tratamiento también tratará de abordar la causa subyacente de la infección fúngica.
Las infecciones cutáneas bacterianas afectan a los folículos pilosos y a la piel que rodea a los perros. Al igual que las infecciones fúngicas, las infecciones cutáneas bacterianas tienen una causa subyacente, como alergias, enfermedades endocrinas, parásitos o inmunodepresión. Las heridas por mordedura y los cuerpos extraños, como las semillas de gramíneas, también pueden provocar desagradables infecciones bacterianas en la piel. Las razas con pliegues cutáneos excesivos, como los bulldogs y los spaniels, también son propensas a las infecciones cutáneas debido a la humedad que queda atrapada entre los pliegues de la piel.
Los perros con infecciones bacterianas de la piel suelen tener mucho picor y rascarse con frecuencia. La piel aparece inflamada, flácida y cubierta de pequeñas protuberancias llenas de pus. Los perros afectados también pueden perder el pelo.
Para diagnosticar una infección cutánea bacteriana, es posible que su veterinario quiera tomar muestras para examinarlas al microscopio o enviarlas al laboratorio para realizar un cultivo bacteriano y determinar su sensibilidad. Si su perro padece infecciones cutáneas crónicas, su veterinario querrá averiguar la causa subyacente de la infección y es posible que desee realizarle análisis de sangre. El tratamiento incluye champús medicinales especiales, pomadas y antibióticos, así como otros medicamentos destinados a tratar la causa subyacente.
5. Flatulencias del perro
Si tu perro recién lavado sigue oliendo mal, puede deberse a flatulencias. La flatulencia es la formación excesiva de gases en el sistema intestinal, con la consiguiente expulsión de gases por el ano.
La eliminación ocasional de pedos es normal en los perros, pero podría indicar un problema gastrointestinal cuando se vuelve excesiva o empieza a oler peor de lo habitual. Las flatulencias excesivas suelen deberse a que el perro ha comido algo nuevo, como un cambio en la dieta, restos de comida o diversas cosas en el suelo durante los paseos o en el parque.
Las intolerancias y alergias alimentarias también pueden provocar flatulencias. Los alimentos para perros formulados con ingredientes difíciles de digerir, como la soja o los guisantes, también pueden provocar una formación excesiva de gases. Las razas braquicéfalas o de cara plana, como los bulldogs y los carlinos, tienden a tragar mucho aire al comer o beber, lo que provoca flatulencias. Lo mismo ocurre con los perros que comen deprisa. Otros problemas gastrointestinales, como la enfermedad del intestino irritable y la enteritis, también pueden provocar flatulencias excesivas.
El tratamiento de la flatulencia se basa en el diagnóstico y suele implicar un cambio en la dieta.
En pocas palabras: ¿Por qué huele tan mal mi perro?
Si su perro sigue oliendo después del baño, suele ser señal de que algo va mal. Lo mejor es que lleves a tu perro al veterinario si notas que huele mal. Esto podría indicar que su perro padece una enfermedad que requiere tratamiento.
Además de oler mal, su perro puede sentir dolor y molestias a causa de esta enfermedad. Esto no siempre es obvio. No intentes enmascarar el problema con sprays perfumados ni laves en exceso a tu perro, ya que esto puede despojar a su pelaje y piel de sus aceites naturales. Un baño mensual es suficiente, a menos, claro está, que su perro se revuelque en algo maloliente.